lunes, 21 de abril de 2014

SEMANA SANTA 2014

La Cofradía de la Unción y Mortaja de Cristo, quiere felicitar a la Junta de Hermandades y Cofradías de La Laguna, Cabildo Catedral y a todos/as aquellas personas que han hecho posible que todos los Pasos procesionales salgan desde el interior de la Catedral en la Procesión Magna, agradecer igualmente a los miembros de la JHC que estaban en la Puerta principal ayudando a organizar los Pasos y más sabiendo que nuestro Paso iba a tener bastantes dificultades para entrar debido a sus dimensiones.
Del mismo modo, queremos felicitar a la Hermandad del Rosario, por la recuperación de la Procesión de Ntra. Sra. de la Soledad, y a la Cofradía de la Misericordia por el recorrido y organización de la Procesión del Silencio.
Gracias y feliz Pascua de Resurrección.
FOTO DE ANTONIO HERNANDEZ RODRIGUEZ
FOTO DE MARCOS PERDOMO
FOTO DE OSCAR TOLEDO


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los Santos Varones, José de Arimatea y Nicodemus, apenas muerto el Señor, se presentaron a Pilatos pidiéndole autorización para desclavar el Cuerpo Sacratísimo de Jesús y darle Sepultura. Son muy de admirar y de imitar estos dos Santos Varones en su desprecio del qué dirán y en su valentía para dar ante el mundo testimonio de su fe y de sus convicciones.
En aquella la hora de la Tinieblas, como había dicho Jesús; la hora del triunfo aparente de los malos y de la cobardía y acoquinamiento de todos los buenos. Los fariseos se creían triunfantes; los discípulos de Jesús, llenos de temor, andaban todos dispersos y escondidos. Dar, pues la cara por El, era sencillamente exponerse a todo.
Pero los Santos Varones la dan; y se presentan sin temos ante Pilatos; y desprecian a los fariseos y a las burlas; y se honran extraordinariamente dando una sepultura honrosísima en un sepulcro nuevo, labrado todo en la piedra, y con extraordinaria abundancia de perfumes para embalsamar el cadáver, cual si se trata de un Rey , al que acababa de ser ajusticiado en una cruz entre dos ladrones.
Cristo había triunfado muriendo, y por eso hasta su entierro y sepultura tenía que revestir formas de grandeza.
“Un varón de nombre José, hombre bueno y justo, originario de Arimatea, rogó a Pilatos, que le permitiese tomar el cuerpo de Jesús; y bajándole le envolvió en una sábana y le deposito en un monumento cavado en la roca” (Lucas 23, 50-52)